Comentario
Conservamos en la Península un número considerable de conjuntos murales, especialmente en tierras catalanas y aragonesas. Dado el desconocimiento que tenemos de la pintura prerrománica hispana, a excepción de la asturiana, resulta muy difícil poder asegurar la relación que pudiese existir con algunas pinturas que han sido consideradas como las más antiguas del románico, pero que en realidad se debe tratar de obras arcaizantes.
En San Quirce de Pedret, el conservadurismo iconográfico se manifiesta en su teofanía relacionada con el Apocalipsis de los "Comentarios de Beato": el Señor de los Días, el Cordero, el candelabro de los siete brazos, el trono con el rollo sellado, el altar con las ánimas, los mártires, etc. Otras veces, la teofanía de carácter apocalíptico se ha simplificado, mostrándonos al Señor bendiciendo y señalando ser el principio y el fin de todo, como es el caso de San Clemente de Tahull o San Juan de Tredós.
La monumental figura de la Maiestas de San Clemente de Tahull, con su rígido frontalismo que le confiere un aire hierático y distante, tan sólo se explica bajo la influencia de lo bizantino, seguramente aprendido en obras italianas.
Uno de los más completos programas iconográficos de un templo, siguiendo el esquema que vimos codificarse en la pintura carolingia, se conserva en el Museo Diocesano de Jaca, procedente de Bagües. Parece obra relacionada con la pintura del Oeste francés.
Entre las pinturas que decoran el panteón de San Isidoro de León, ejecutadas en la primera mitad del XII, el tema del anuncio a los pastores, verdadera obra maestra de la pintura europea, presenta formas ilusionistas que parecen romper con los tópicos románicos al acercarse fielmente a un posible modelo tardorromano.
La pintura tardorromana mantendrá conservadoramente las fórmulas empleadas en la primera mitad del siglo, aunque progresivamente se vayan introduciendo algunas de las características que veíamos en la escultura. La segunda tendencia bizantinista que observamos por toda Europa se acusa también en España, la obra que mejor ilustra esta tendencia es la decoración procedente de la sala capitular de Sijena, hoy en el Museo de Arte de Cataluña. Es obra tardía, de un artista formado en el arte de la miniatura de Winchester y muy influido por el arte pictórico bizantino que emana de creaciones del Sur de Italia.
Los talleres de miniaturistas consiguen, a lo largo de la segunda mitad del XI, adecuarse a la pintura románica, abandonando definitivamente la tradición hispana. Una de las características de estos scriptoria hispanos es la realización de colecciones documentales -cartulariosbellamente ilustrados. El "Libro de los Testamentos" de la catedral de Oviedo, encargado por un ambicioso obispo, Pelayo de Oviedo, contenía una serie de documentos regios con escenas alusivas a estos monarcas y al comitente. Sus imágenes presentan coincidencias iconográficas con algunos detalles de la decoración del panteón leonés, aunque, como indica Yarza, "mantenían ciertos vínculos con la tradición anterior".
Hacia 1170, ciertas obras muestran influencias de la miniatura inglesa, si es que no son realizadas por artistas ingleses, acusando las formas tardorrománicas que conducen al arte 1200. Una de las primeras manifestaciones de esta corriente se encuentra en la conocida Biblia de Burgos, y en el "Tumbo A" de Santiago de Compostela.
La "Biblia de Avila", relacionada por Yarza con las pinturas murales de la iglesia de San Justo de Segovia, es obra de finales del XII. Sus grandes ilustraciones corresponden a un arte desmañado y tosco.